Dame una luz, una señal, no quiero seguir a tientas, no quiero seguir vagando a oscuras. Solía tenerle miedo a la oscuridad, y ahora me han dejado aquí, sola, sin ningún indicio para salir, sin nada que me muestre el camino, el bueno ojalá, estoy cansada de dar pasos en falso, pasos en el vacío.
Así, lo sé, es como la vida enseña, pero uno está en todo el derecho de cansarse de ser manipulado por los hilos invisibles del destino. Me estoy cansando tan rápidamente, qué me sorprendo de mi falta de valentía, de mi entera cobardía.
A veces pienso que los sueños no están para cumplirse, están simplemente para ser sueños, para consolar una conciencia lejana, un alma vaga y herida, que quiere algo más algo que sabe que no se cumplirá... entonces, entonces se consuela en el abrazo de un sueño.
Yo, sueño más despierta que dormida, con tantas cosas, que a veces me reprimo, por lo estúpido de mi imaginar. Ya no soy feliz con casi nada. Siquiera cuando sueño obtengo un suero liberador de la realidad. Mis sueños, cada día, se transforman más fácilmente en pesadillas.
No quiero que mi vida se convierta en una pesadilla. Llorar ocho de siete días a la semana, a diferencia de los cinco actuales, o simplemente, no querer levantarme nunca porque nada lo amerita. Quiero doparme, quiero desaparecer. ¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Por qué hay que sentir? ¿Por que hay que querer personas? ¿Para dañarlas y que te hagan daño?
Si voy a "vivir" los años que tenga que vivir así, prefiero no vivir. Si tengo que ver, como pierdo a lo que más quiero, cada día, no quiero seguir. Si con cada lágrima, siento más dolores en el pecho, prefiero que me duela una sola vez, y que sea la última.
Estoy cansada, hastiada, agotada, harta, confusa, infeliz, indescriptiblemente disconforme de todo. De ver como la gente se aprieta y me aprieta en el metro, de competir cada día en la universidad, de querer ser la mejor hija, de no querer ser la más mala, de amar con todo el corazón y que no se note, de hacer daño, de que me hagan daño.
Es fácil decir que uno debería escribir cosas felices cuando le gusta escribir.He llegado a la conclusión de que los peores textos son movidos por la felicidad.
estoy tan harta de todo
Por qué, por qué cada palabra se transforma en discusión, en heridas, en llanto. Estoy, estoy al borde. Siquiera a la deriva, ojalá estuviera a la deriva para que no me importara toda la mierda que ahora tengo en la cabeza. Ojalá, ojalá me fuera a la misma mierda.
No quiero, no quiero, no puedo, me estoy secando, me estoy muriendo.
Así, lo sé, es como la vida enseña, pero uno está en todo el derecho de cansarse de ser manipulado por los hilos invisibles del destino. Me estoy cansando tan rápidamente, qué me sorprendo de mi falta de valentía, de mi entera cobardía.
A veces pienso que los sueños no están para cumplirse, están simplemente para ser sueños, para consolar una conciencia lejana, un alma vaga y herida, que quiere algo más algo que sabe que no se cumplirá... entonces, entonces se consuela en el abrazo de un sueño.
Yo, sueño más despierta que dormida, con tantas cosas, que a veces me reprimo, por lo estúpido de mi imaginar. Ya no soy feliz con casi nada. Siquiera cuando sueño obtengo un suero liberador de la realidad. Mis sueños, cada día, se transforman más fácilmente en pesadillas.
No quiero que mi vida se convierta en una pesadilla. Llorar ocho de siete días a la semana, a diferencia de los cinco actuales, o simplemente, no querer levantarme nunca porque nada lo amerita. Quiero doparme, quiero desaparecer. ¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Por qué hay que sentir? ¿Por que hay que querer personas? ¿Para dañarlas y que te hagan daño?
Si voy a "vivir" los años que tenga que vivir así, prefiero no vivir. Si tengo que ver, como pierdo a lo que más quiero, cada día, no quiero seguir. Si con cada lágrima, siento más dolores en el pecho, prefiero que me duela una sola vez, y que sea la última.
Estoy cansada, hastiada, agotada, harta, confusa, infeliz, indescriptiblemente disconforme de todo. De ver como la gente se aprieta y me aprieta en el metro, de competir cada día en la universidad, de querer ser la mejor hija, de no querer ser la más mala, de amar con todo el corazón y que no se note, de hacer daño, de que me hagan daño.
Es fácil decir que uno debería escribir cosas felices cuando le gusta escribir.He llegado a la conclusión de que los peores textos son movidos por la felicidad.
Por qué, por qué cada palabra se transforma en discusión, en heridas, en llanto. Estoy, estoy al borde. Siquiera a la deriva, ojalá estuviera a la deriva para que no me importara toda la mierda que ahora tengo en la cabeza. Ojalá, ojalá me fuera a la misma mierda.
No quiero, no quiero, no puedo, me estoy secando, me estoy muriendo.