Hay veces, en que las palabras se desintegran; como polvo caen entre nosotros, como las cenizas de un árbol caído, que tenía mil hojas, mil significados y mil mundos, pero que ambos no compartimos y se vuelven hojas secas y partidas, trituradas por mis pasos, hechas polvo por los tuyos.


Hay veces en que no entiendo el origen de tus ideas y me esfuerzo por creer que puedo hacerte cambiar de parecer  pero finalmente, como cada una de esas veces, termino convenciéndome de que no es cierto, de que tú has vuelto a abrir el ciclo de tu encierro evasivo.


Muchas veces, sé que me hablas de una forma que te conviene yo no entienda, en la que te doy el gusto preguntándote qué me quieres decir, pero sabes, no seguiré en este circulo obsesivo de tu decadencia y mi consumo, no puedo seguir luchando con ese interior tuyo repulsivo, que me odia al punto de ignorarme, porque la vela de mi pecho se acaba, la paciencia a tus mentiras u omisiones también, no puedo seguir consumiendo contigo, sé que nunca quisiste que así fuera, pero hace tiempo lo es, sabes que lo es y lo aceptaste.


Te doy el pase libre para liberarte de mi conciencia enjuiciable, aunque quiero que sepas que nunca cambiaré de opinión, que nunca quiero que vuelvas a pensar en "eso" y que siempre diré NO.