Con valentía

domingo, septiembre 24, 2017

Las maleza bailaba con el viento. Los arboles, moviendose con gracia, parecían danzar. Era un día lindo para respirar, como un día domingo, con ganas de hacer nada. Quise repasar cada lugar de la ciudad que me traía un buen recuerdo. Aprovechar para tomar un helado, para sentir que no necesitaba nada, aunque fuera por un momento.
Recorrí calles, paseando como turista en casa propia. Todo era nuevo y novedoso para mi. Así lo decidí y así jugué. A pesar de que todo era tan viejo, ya no importaba. ¿Qué más daba ver lo hermoso en pequeñas cosas?
Era mi día de fingir que era feliz.

Cuando uno es pequeño, todo es más fácil. Si quieres algo, vas y lo pides. Sin remordimientos. Si quieres llorar, lloras, sin verguenza. Si quieres amar, amas. Sin miedo. Si quieres helado, pataleas hasta que lo consegues. No piensas en qué quizá después te falte ese dinero para otra cosa, en el azúcar y la dieta. O en que quizás la persona que está contigo, no quiere helado. Quiere pastel.

Quizá es egocentrismo. Falta de empatía. Pero lo cierto es que estoy segura de cada adulto fue más feliz de niño.

Y la cosa es que yo, yo no le dije que lo amaba, por miedo. No le dije que deseaba besarlo, porque quizás él no quería. No le pregunté si podíamos volver a vernos, porque si decía que no, mi corazón se quebraría. Todo ese medio, de obtener muchos no como respuestas, no importaron nada, cuando entendí que al no preguntar, nunca me dí la posibilidad de obtener un sí.

Y lo cierto es que, él nunca volvió a hablarme, y yo menos a él...porque pensé que quizá el no queria.

Repaso mis zapatos por sobre el pavimento, mientras termino de comer mi helado, sumida en pensamientos que no tienen demasiado sentido, porque no cambian absolutamente nada. El día, primaveral, me invita a soñar y pensar que quizá me lo encuentre en la esquina, y me pregunté asombrado y feliz de verme, cómo han estado mis días. Quizá piense que realmentel o hace feliz verme, sienta algo en su estomago, y diga que extraño eso. Me invite a salir, más tarde, de noche, y al terminar la velada, me deje en mi casa y me bese tiernamente, antes de decir que nos vemos mañana.

Sonrío.
Aún queda helado para saborear. Y sol para intentar brillar.

Entro a una tienda por un pastel para la noche. Y mientras compro, él entra por el frente.

Quisiera sentirme tan segura como hace unos minutos mientras caminaba tranquila por la calle. Pero de repente, vi sus lindos ojos, perfectos dientes, hermoso cabello y amado físico. Y sentí que mi pelo estaba demasiado corto y quemado. No me había pintado las uñas. Quizá tenía chocolate en los dientes, y mi vestido no me favorecía.

Sin siquiera hablarle, ya estaba ruborizada mirando el piso.

- Hola - me dijo con una media sonrisa casual.
- Hola, ¿qué tal? - pregunto desentendida.
- ¿Bien, bien y tú? Hace tiempo no te veía - dice sonriente mirando mis ojos.
- Bien gracias... Sí, hace un rato... - respondo esquivando su mirada.

¿Por qué cuando tenemos todo eso que deseamos tener, actuamos como estúpidos?

- Bueno, vine por un pie, así que... - dice avanzando hacia el mostrador.
- Si si claro, nos vemos... - digo pasando rápido por su lado. Si tan sólo fuera más valiente. Él me mira soprendido al saber que me iré, y dice: - Si me esperas, puedo dejarte en tu casa...
- Yo tengo que... - Y así el destino vuelve a mostrarme que me da demasiado miedo la vida - Claro. Te espero.

Sonreí. Sonreí con valentía.

Y aunque mi imaginación todo lo adorna. Lo que pasó fue mejor que en mi imaginación.
Sólo porque me dí la oportunidad, de confiar en mi.
Y dar un sí.

You Might Also Like

0 comentarios

Popular Posts

Like us on Facebook

Flickr Images