El cansancio no se fue

viernes, octubre 04, 2013

Yo lo miraba, como siempre que sentía que las cosas estaban demasiado bien para durar. Ël podría haberme dicho que no pasaba nada, pero conocía cada mueca de su cara, cara micro expresión delatora de rostro, y aunque casi siempre que mentía se lo hacía notar, estaba tan cansada, que probablemente me dejaría llevar y lo ignoraría.

Hace tiempo que estoy cansada, demasiado cansada de notar las cosas antes de que ocurran, precisamente igual a como serán. No se trata de premoniciones, se trata de haber leído tanto, que como para imaginar todas las posibilidades existentes en la galaxia, las mil formas de que ocurra un hecho, y saber, perfectamente, aunque con dolor, que todas las historias, conversaciones, frases y escenas, se repiten al menos una vez en la vida, aunque sea en otro idioma.

Y esa tarde, decidí que sería yo quien opcionalmente, repetiría una de las escenas de mi libro favorito, pero llevado a mi realidad:

- Deberíamos darnos un tiempo Max... - él acariciaba mi pelo, como cada vez que nos veíamos. Y no dijo nada.- ¿Max? Te estoy hablando...
- Si te escuché - me interrumpió.
- ¿ Y... ? ¿Qué piensas? - traté de disimular tranquilidad, pero la verdad es que no era precisamente así la escena que tenía en mi cabeza.
- Pienso, que demoraste bastante tiempo en decir lo que querías... - levanté la cara asustada de eso, intentado increparlo con la mirada, pero sus ojos se volvieron imprenetrables, y sentí como el hielo me recorría, sacudiendo hasta el último halo de valentía que me quedaba.
- ¿Yo? ¿ Por qué, por qué lo dices? - tartamudié.
- Porque sencillamente, ya no eres la misma persona... - y esa frase, fue el cuchillo que destrozó mi alma - eres mejor, tal vez demasiado mejor, pero hay una cosa que no he podido cambiar, y obviamente he fallado...
- ¿De qué hablas ? - me levanté - No se trata de ti, ni de nosotros, se trata de mi, de como soy un cero en la vida de todos, como me destruyo cada día más a mi misma.
- Precisamente eso Daphne, nunca pude lograr que te amarás a tí, tal como eres... Era mi deber, y entiendo perfectamente que quieras dejarme, porque nuestro amor, aunque existe, no es completo...
- No! No es cierto, no es cierto, no es cierto, no es cierto!
- Sí lo es! No lo niegues y yá - dijo tomando mis manos mientras me las llevaba a la cara para aguantar las lágrimas... - Mirame - susurró - Mírame, por favor hazlo... - y lo miré - Mereces más...  - y lloré mientras negaba con mi cabeza, él me abrazó fuerte, como si fuera el último, y mi corazón no tenía más fuerzas para seguir.
- Desearía poder haberte hecho feliz.
- Lo hiciste.

Y el cansancio se mantuvo, mientras él se alejaba. Los días se volvieron grises y largos, las risas falsas, los latidos, pausados. Todo me recordaba a él, desde la pintura de mi habitación, hasta el aire, la gente, las estaciones en tren.

El cansancio no se fue, solo se volvió rutina y cicatriz.

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