El tiempo se pasa rápido, como un suspiro apurado, lo que era, deja de ser, y lo que es, no será.
El cansancio, de mano atado siempre a tus pasos, vive cronometrado por tus actos, sin saltos, por la vida que no es vida.
Cuando todo cambia su sentido, pareciera que es una enorme avalancha que te viene encima. Pero no todo lo que cambia es malo, ni todo lo había eterno.
Aprendiendo siempre a decir no, porque decir sí no es difícil, nos dejamos sucumbir en una vida monótona y absurda , que carece de sentido y fin.
Volvemos atrás, en reversa, lo que no era, no será.
No fue destino, no hubo final.
Lo que sería ya no será más.