Extracto: Damon - Almas Oscuras / L..J.Smith

miércoles, diciembre 07, 2011



.....Elena se metió en el asiento trasero del Jaguar y se puso una suave camisa aguamarina y unos jeans debajo de su camisón, sólo en caso de que un oficial de policía—o incluso alguien tratando de ayudar a los dueños de un carro aparentemente varado en una carretera desierta—se detuvieran a ver qué pasaba.
Y luego ella se recostó en el asiento trasero del Jag.
Pero incluso ahora que estaba cálida y cómoda, el sueño no llegaba.
¿Qué es lo que quiero? ¿Lo que realmente quiero en este momento? Ella se pregunto a sí misma. Y la respuesta vino a ella inmediatamente.>Quiero ver a Stefan. Quiero sentir sus brazos alrededor de mí. Sólo quiero mirar su cara—sus ojos verdes, con esa mirada especial que él sólo me mostraba a mí. Quiero que él me perdone y que me diga que sabe que yo siempre lo amaré.
Y quiero< Elena se sintió a si misma enrojecer mientras una gran calidez pasaba atreves de su cuerpo, Quiero que Stefan me bese. Quiero los besos de Stefan< cálidos, dulces y reconfortantes<
Elena estaba pensando en esto mientras ella cerraba sus ojos como por segunda o tercera vez y cambiaba de posición, las lágrimas una vez más apareciendo. Si tan solo ella pudiera llorar, realmente llorar, por Stefan. Pero algo la detuvo. Le costó derramar una lágrima. Dios, ella estaba exhausta<Elena lo intentó. Mantuvo sus ojos cerrados y se volteó hacia atrás y adelante,intentando no pensar en Stefan por sólo unos pocos minutos.Ella tenía que dormir. Desesperada, ella dio un poderoso empujón para intentar encontrar una mejor posición—cuando todo repentinamente cambio.
Elena estaba cómoda. Muy cómoda. Ella no podía sentir el asiento. Se sentó verticalmente y se quedo inmóvil, sintiendo el aire. Ella casi estaba golpeando su cabeza contra el techo del Jag.

¡Perdí la gravedad de nuevo! Ella pensó, horrorizada. Pero, no, esto era diferente de lo que había pasado cuando ella había regresado por primera vez del más allá, y había volado por ahí como un globo. Ella no podía explicar por qué, pero estaba segura.Ella tenía miedo de moverse en cualquier dirección. Ella no estaba segura de la causa de su angustia pero no se atrevió a moverse.Y luego ella lo vio.Ella se vio a sí misma, con su cabeza hacia atrás y sus ojos cerrados en el asiento trasero del carro. Ella podía distinguir cada pequeño detalle, desde las arrugas en su suave camisa aguamarina hasta la trenza que ella hizo con su cabello dorado pálido, el cual, por falta de nudo de cabello, ya se estaba destrenzando. Ella se veía como si estuviera durmiendo serenamente.
Así que así era como todo terminaba. Esto es lo que dirán, que Elena Gilbert,un día de verano, murió pacíficamente en su sueño. Nunca encontraron una causa de muerte<Porque ellos nunca podrían ver un corazón roto como una causa de muerte,Elena pensó, y en un gesto incluso más melodramático que sus usuales gestos melodramáticos, ella intentó lanzarse a sí misma a su propio cuerpo con un brazo cubriendo su rostro.
No funcionó. Tan pronto como ella retrocedió para empezar a lanzarse a sí misma, se dio cuenta de que estaba fuera del Jaguar. Ella pasó derecho a través del techo sin sentir nada. Supongo que eso es lo que pasa cuando eres un fantasma, pensó. Pero esto no era en nada como la última vez.
Esa vez yo vi el túnel, fui hacia la luz.
Tal vez no soy un fantasma.
Repentinamente Elena sintió una oleada de euforia. Sé lo que es esto, pensó triunfalmente. ¡Esto es una experiencia extra—corporal! Ella miró hacia abajo a su yo durmiente, buscando cuidadosamente. ¡Sí! ¡Sí!
Ahí estaba una cuerda uniendo su cuerpo durmiente—su cuerpo real—a su yo espiritual. ¡Ella estaba atada! No importa a donde fuera, podría encontrar su camino a casa. Sólo había dos destinos posibles. Una era de regreso a Fell’s Church. Ella
sabía la dirección general del sol, y estaba segura de que alguien que tuviera un O.O.B* (como Bonnie, quien una vez había ido a través de un plato espiritualista y había leído montones de libros acerca del tema, familiarmente llamado) sería capaz
de reconocer la cruzada de todas esas líneas de ley.
El otro destino, por supuesto, era hacia Stefan.

Damon tal vez pensara que ella no sabía a dónde ir, y era verdad que sólo podía sentir vagamente por el sol saliente que Stefan estaba en la otra dirección— hacia su oeste. Pero ella siempre oyó que las almas de los verdaderos amantes estaban conectadas de alguna manera< por un lazo plateado de corazón a corazón o una cuerda roja de pulgar a pulgar. Para su deleite, ella lo encontró casi inmediatamente. Una delgada cuerda del color de la luz de luna, que parecía estar entretejida entre el corazón de Elena y < sí. Cuando toco la cuerda, resonó tan claramente a Stefan para ella que supo que la llevaría hacia él. Nunca hubo una duda en su mente de cual dirección tomaría. Ella había estado en Fell’s Church. Bonnie era una psíquica con unos impresionantes poderes
y también lo era la vieja casera de Stefan, la Sra. Theophilia Flowers. Ellos estaban ahí, solos con Meredith y su brillante intelecto, para proteger el pueblo. Y todos ellos entenderían, se dijo a si misma de alguna manera desesperada.
Ella quizás no tendría esta oportunidad de nuevo.
Sin otro momento de indecisión, Elena se volteo hacia Stefan y se dejo a si misma ir.
Inmediatamente se encontró a si misma apresurándose a través del aire, demasiado rápido para tomar nota de su alrededor. Todo lo que pasaba era un borrón, diferenciándose sólo en color y textura mientras Elena se daba cuenta con un nudo en la garganta que ella estaba pasando a través de los objetos. Y así, en sólo unos pocos instantes, ella se encontró a si misma mirando una
escena que le partió el corazón: Stefan en una prisión usada y rota, viéndose delgado y con el rostro gris. Stefan en una asquerosa celda de pico—sembrado e infestada de piojos con sus barrotes de hierro que lo represaban y de los que
ningún vampiro podría escapar.
Elena se volteó por un momento para que cuando ella lo despertara el no viera su angustia y sus lágrimas. Ella justo estaba terminando de componerse a sí misma, cuando la voz de Stefan sacudió a través de ella. Él ya estaba despierto.
—Lo intentas, y lo intentas, ¿Verdad? —Él dijo, su voz pesada con sarcasmo.
—Supongo que deberías obtener puntos por eso. Pero siempre tienes algo mal. La última vez fueron las orejas un poco puntiagudas. Esta vez son las ropas. Elena no usaría una camisa arrugada como esa ni tendría los pies sucios y gastados aunque su vida dependiera de ello. Vete. —Encogiéndose de hombros debajo de la
manta raída, él le dio la espalda.
Elena se le quedó viendo. Ella estaba en demasiadas clases de angustia como para elegir sus palabras: Estas emergieron de ella como un geiser
—. ¡Oh, Stefan!Yo sólo estaba intentando quedarme dormida en mis ropas en caso de que un oficial de policía se detuviera mientras yo estaba en el asiento trasero del Jag. El Jag que tú me compraste. ¡Pero yo no creí que te importaría! Mis ropas están arrugadas porque yo las saqué de mi bolsa de lona y mis pies se ensuciaron cuando Damon — bueno—bueno—olvida eso. Yo tenía un camisón real, pero no lo tenía puesto cuando me salí de mi cuerpo y supongo que cuando sales todavía te ves como tú mismo en tu cuerpo.
Luego ella tiró sus manos en alarma mientras Stefan se dio la vuelta.
Pero—milagro de milagros—ahora había un toque de sangre en sus mejillas. Más quenada, él ya no se veía desdeñoso.
Él se veía mortífero, sus ojos verdes centelleando con malevolencia.
—Tus pies se ensuciaron cuándo Damon hizo ¿Qué? —Él demando,
preguntando cuidadosamente.
—No importa.
—Maldita sea, si importa. —Stefan la detuvo cortantemente.
—¿Elena? —Él susurró, mirándola como si ella sólo hubiera aparecido.
—¡Stefan! —Ella no pudo evitar sostener sus brazos a su alrededor. Ella no podía controlar nada—. Stefan, yo no sé cómo, pero estoy aquí. ¡Soy yo! No soy un sueño o un fantasma. Yo estaba pensando en ti y me quede dormida, ¡y aquí estoy!
—Ella intento tocarlo con manos fantasmales—. ¿Me crees?
—Te creo, porque yo estaba pensando en ti. De alguna manera—de algún modo eso te trajo aquí. Por el amor. ¡Porque nos amamos! —Él dijo las palabras como si fueran una revelación.
Elena cerró sus ojos. Si tan solo ella pudiera estar en su cuerpo. Ella le mostraría a Stefan cuanto lo amaba. Porque así, ellos tenían que usar palabras torpes—clichés que eran únicamente ciertos.
—Siempre te amaré, Elena, —Stefan dijo, susurrando de nuevo—.

(ya si lo publique porque lloré cuando lo leí );)

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