cuando la lluvia caía en la ventana,
y yo me perdía en tu mirada,
cuando la música de fondo sonaba,
y volaba envuelta en tus brazos,
La noche se acercaba,
como un suave murmullo,
que nos cobijaba,
de todo el mal exterior,
Luego era día,
y el sol alumbraba,
tanto que nuestros ojos no veían,
el bendecía, cada caricia y beso tuyo.
Y la lluvia volvía a caer,
una vez al mes,
cuando tus labios encontraban los míos,
en un tibia noche de susurros y caricias a obscuras.
Cuando mi pelo olía suave, como a perfume,
Y tu nariz se perdía en mi cuello, mientras acariciabas mi pelo,
Cuando mi corazón se volvía mil tambores gritando al unísono,
Y mi cuerpo tiritaba antes el yugo de tu amor tan puro,
Esos días y noches en que yo escribía,
sintiendome tan tuya y mía,
no importaba si era día o llovía,
en el otoño las hojas caían
Cuando el tiempo pasó tan rápido,
y claro que tu y yo cambiamos,
tu olor cada día más dulce,
mi corazón, resucitando cada nuevo día.
y yo me perdía en tu mirada,
cuando la música de fondo sonaba,
y volaba envuelta en tus brazos,
La noche se acercaba,
como un suave murmullo,
que nos cobijaba,
de todo el mal exterior,
Luego era día,
y el sol alumbraba,
tanto que nuestros ojos no veían,
el bendecía, cada caricia y beso tuyo.
Y la lluvia volvía a caer,
una vez al mes,
cuando tus labios encontraban los míos,
en un tibia noche de susurros y caricias a obscuras.
Cuando mi pelo olía suave, como a perfume,
Y tu nariz se perdía en mi cuello, mientras acariciabas mi pelo,
Cuando mi corazón se volvía mil tambores gritando al unísono,
Y mi cuerpo tiritaba antes el yugo de tu amor tan puro,
Esos días y noches en que yo escribía,
sintiendome tan tuya y mía,
no importaba si era día o llovía,
en el otoño las hojas caían
Cuando el tiempo pasó tan rápido,
y claro que tu y yo cambiamos,
tu olor cada día más dulce,
mi corazón, resucitando cada nuevo día.