Bienvenidos 22
martes, noviembre 29, 2016Necesito desahogarme con toda la sinceridad del mundo, escribir lo que siento sin pensar en quien realmente llegará a sentir esto, a leerlo a desmenuzarlo. Casi siempre esa persona soy yo, y por eso no he cerrado mi blog, porque si algo puedo apreciar en el numero no tan grande de cosas que he escrito aquí, es el cambio que he vivido, es el como he crecido, y también, el que probablemente hay muchas cosas que me siguen haciendo ruido, y por lo visto no he sido capaz de superar.
Lo que más me marcó de este año y más asombró (y sigue asombrando), es la cantidad de personas que me han decepcionado, y lo mucho que me he decepcionado de mi misma.
Dejé que me manipularan buscando cariño. Deje de hacer cosas para no molestar. Dejé de decir lo que pensaba. Deje que me hicieran daño y aún dándome cuenta de lo que me hacían, lo justifiqué y permití que me lo siguieran haciendo.
Me impresiona lo sola que me siento. Lo sola que me he sentido. Y que ni mis más mínimas expectativas se hayan hecho realidad.
Me he defraudado porque dejé de trabajar duro por lo que quería, por lo que creía y creo. Porque dejé, hace mucho rato y años, que el dolor de sentirme en un rol secundario, para todas las personas que rondan en mi vida, me ganara. Porque dejé que yo fuera el rol secundario de mi vida, y sólo viví el presente sin imaginarme nada más.
Creo que mis 21 años no los olvidaré nunca. Pasaron muchas cosas, sufrí mucho, en demasía quizá. Me enfermé tantas veces que me parece imposible. Y viví muy alejada de un bienestar emocional suficiente.
Finalmente sé que muchas cosas las he pensado antes, y escrito y conversado.
Y escuché de las mismas bocas lo mismo que cada vez que hablé.
Me perdono por haberme creído un peso en la vida de los demás, y no darme el lugar que merecía. No me refiero a "hacerme respetar" como hace poco me dijeron, sino, a entender que quien me tiene en su vida, debería darme las gracias y quererme, y cuidarme porque no soy una persona cualquiera.
Y en eso sí que me equivoqué. Creo que rogué por sentirme aceptada y amada. E hice muchas cosas que nadie, absolutamente nadie ha hecho por mi.
A pesar de eso, no espero disculpas ni perdones de alguna persona, porque entendí que esperar eso significaría vivir esperando.
Lo que me importa es perdonarme a mi. Yo me perdono, porque yo soy la persona que más me va a amar en el mundo. Y no volveré a creer nunca que otra persona puede amarme más de lo que me amo a mí, porque ya lo hice una vez, y viví los errores de ese sentimiento.
No soy de oro. No soy 100% buena. No soy la más linda, ni educada. Y probablemente no soy quien hará feliz a nadie. Sé que estuve equivocada mucho tiempo, y por eso decido perdonarme, me perdono porque me amo, y porque entendí que de nada vale la opinión ajena sobre nuestra alma, nuestro cuerpo, pensamiento y que hacer.
Soy fiel a mis sentimientos. Sigo queriendo y dando amor a personas que me han hecho daño y me lo hacen cada día. Sigo teniendo esperanza en que el amor, como sentimiento supremo, como creador de cosas buenas, como lo que siento en mi pecho cuando amo o veo actos de amor, algún día será parte de personas que no lo conocen, y actuan por un falso sentimiento, más ligado a generar autocompasión y fomentar el ego, su ego, que a brindar amor y vida.
Este fue mi ultimo año de autocompasión, de dar pena, de desear la muerte, de creer que no me la podía con muchas cosas. De andar insegura y hablar insegura en la calle.
Dejé y aplasté mi voz de muchas formas diferentes.
Me perdono por haberlo hecho.
0 comentarios