miércoles, julio 13, 2016
Cómo no ponerme triste, si la muerte me rodea;
Le habla a las paredes grises, de lo tibío que sería;
Robarse almas tibias, que abracen su agonía;
La idea de sentirse tibias, a costa de mi vida.
Cuanto silencio calló, y evito rexordar;
En mi memoria los recuerdos de secretos por callar;
Pienso no recuerdes esto, ni aquello, que puede pasar;
Me pongo en una pose entonces, como cuando miras el mar.
No sé si esta bien la soledad, la compañía o el amor;
Los corazones sufren más quemla alegría o el don;
Si menos amas, menos sufres, lloras y pides perdón;
En cuanto más das, mas fríos y tristes los muros se poblan.
Qué hago cuándo me preguntan qué harás;
Cómo sonrío con la muerte en mis pensamientos;
Cómo culpo a quien no sabe de mi agonía;
Cómo vivo con tanta hipocresía.
La vida es tan frágil. Tan pura. Tan maldita.
Yo no quiero ser cristal roto ni agua bendita.
0 comentarios