~ Sofi llevaba tres días sin dormir en paz, sin despertar con ganas de vivir, mirando una cama y queriendo lanzarse, cerrar los ojos y no pensar, mirar cuando todo estuviese negro. Peor que no tener ganas de respirar, era que ella misma se sentía rara, que sabía que no estaba actuando como de costumbre... presentía que algo le pasaría y ella no quería que la pasara nada.
De las 24hrs del día, intentaba dormir la mayor cantidad posible, bordeando las 14. el resto intentaba actuar normal para que nadie lo notara, pero a la vez, en 10 de esas horas, lloraba intermitentemente sin querer hacerlo y sin saber por qué.
Decidió contarle esto a su mejor amiga, pero no le creyó y menos supo como ayudarla. Leyó 20 veces su libro favorito, vio más de 5 veces alguna de sus películas favoritas y salió a correr por mucho rato, sin poder frenar las lágrimas, el sueño y la presión en el pecho.
Por andar tan distraída, estuvo 7 veces a punto de ser atropellada, incluso se llego a preguntar si era eso lo que la asustaba, que todo indicaba que había llegado su hora. Pero no era así, no llegaba su hora aún, le quedaban años de sentir estremecimiento, porque lo que ella no sabía ni sabe aún, es que el primero de esos tres días, ella cambió su destino, eligió otro camino y el viento tomo otra dirección; lo malo de ello, estuvo en que nadie había pensado que ella sería tan valiente, y nadie había previsto un futuro para ella de ese color, ahora si que Sofi estaba sola, era eso lo que la oprimía, la libertad. 
Ella ahora era libre de elegir, él problema es que cuando toda tu vida estas encadenado, al liberarte, eres como un naufrago solitario y vulnerable.