El tiempo quería arreglar, lo que la lluvia mojo. El tiempo espero a que llegara el sol, sin jamas ver un rayo de luz, pero él era optimista y confiaba en que su perseverancia daría frutos.
Siguió esperando, pero no con el mismo ánimo, las flores se secaban, lloraban y perdían color; el aire se volvía denso por lo falta de la vital fotosíntesis y la vida se agotaba en todos. La espera se volvió angustiosamente insoportable, y optó por la opción menos dolorosa, acelerarse, perder el sentido del aquí y ahora para apurar la causa por la vida de todos... simplemente erró.

Porque una vida acelerada no es vida, porque el tiempo adelantado, nos quita segundos que se resumen en una gran perdida, que termina con nuestra muerte.