Puedo decir que amo la forma en que me amas. La forma en que me perdonas y abrazas, me odias y matas, me besas y atrapas. Amo la forma que toman tus ojos al reprocharme, esas palabras que pronuncié sin preguntarte cada vez que he llegado tarde.
La forma en que tu mano me toma, adueñándose de mi vida, y haciéndome feliz por más que un instante. Me gusta cuando te enojas tanto, que creo que te he perdido, y entonces me doy cuenta de lo imposible que es estar sin tu abrigo.
Me gustas tanto, tanto tanto. Que todo lo de ti, me da miedo que se vaya de mi. Porque está claro que no soy la mejor escuchando, ni besando, ni amando, ni en la cama, pero tú me amas, y eso es lo más perfecto que tengo en mi. Tú amor, nuestro amor, el mío hacia ti, me hace diferente, me hace invencible, aunque sensible sólo a tus encantos.
Podría decir que te odio tanto, tanto tanto, que no sería mentira. Porque te odio, te odio por tenerme, por amarme, por hacerme sentir mariposas y temor. Por confiar, confiar y recontraconfiar en mi, que antes nadie había confiado tanto, como para que intentará controlarme.
Es que te amo, sí. TE AMO. Lo he gritado antes, y podría gritarlo ahora. Y sí, haz sacado algunas veces lo peor lo de mi, pero no se compara con estar la mayoría del tiempo siendo tan feliz, que podría flotar por siempre en la tormentosa corriente de los huracanes. Y sí, puede que a veces sea yo una indomable, pero ay amor mío, no niegues que es por eso, y otras cosas, que vas con mi sangre.
La forma en que tu mano me toma, adueñándose de mi vida, y haciéndome feliz por más que un instante. Me gusta cuando te enojas tanto, que creo que te he perdido, y entonces me doy cuenta de lo imposible que es estar sin tu abrigo.
Me gustas tanto, tanto tanto. Que todo lo de ti, me da miedo que se vaya de mi. Porque está claro que no soy la mejor escuchando, ni besando, ni amando, ni en la cama, pero tú me amas, y eso es lo más perfecto que tengo en mi. Tú amor, nuestro amor, el mío hacia ti, me hace diferente, me hace invencible, aunque sensible sólo a tus encantos.
Podría decir que te odio tanto, tanto tanto, que no sería mentira. Porque te odio, te odio por tenerme, por amarme, por hacerme sentir mariposas y temor. Por confiar, confiar y recontraconfiar en mi, que antes nadie había confiado tanto, como para que intentará controlarme.
Es que te amo, sí. TE AMO. Lo he gritado antes, y podría gritarlo ahora. Y sí, haz sacado algunas veces lo peor lo de mi, pero no se compara con estar la mayoría del tiempo siendo tan feliz, que podría flotar por siempre en la tormentosa corriente de los huracanes. Y sí, puede que a veces sea yo una indomable, pero ay amor mío, no niegues que es por eso, y otras cosas, que vas con mi sangre.