Hubo una niña, alguna vez, en algún lugar; que creció sin querer crecer nunca. Una niña, que por razones desconocidas, tuvo la suerte (o mala suerte) de entender todo muy pequeña, y crecer con una mentalidad enfocada más hacia el fracaso y la perdición del mundo, que hacia la misma sociedad.
Es niña, no quería crecer, porque veía y entendía el comportamiento de los adultos, veía las noticias, veía lo que pasaba en las calle & su familia, y tenía miedo de convertirse en alguien así, se sentía agobiada por la responsabilidad única y exclusivamente propia que tendría para que el mundo fuera diferente.
Había días en que se iba a dormir muy optimista, llena de sueños, y segura de poder hacer, con sus pequeñas obras, un cambio. Pero el tiempo fue pasando, y ella creciendo; y ya no era tan solo una observadora, sino la protagonista de sus propias historias infelices. "No era fácil", para nada.
Le toco ser una más de esas personas que sueñan con muchos cambios para el mundo, y terminan perjudicados por esas cosas. Se volvió hipersensible ante la humanidad misma, lo bueno y malo; pero para no salir más dañada, tuvo que ponerse una fuerte coraza, y guardar todos esos sentimientos y emociones sólo para ella y su soledad.
Finalmente creció, llena de miedo, preguntas, y heridas. Llego a ser adulta. Y se volvió fría con los demás, se volvió dura, se volvió todo lo que ella no quería ser. Y mientras más pensaba en cómo ser mejor persona, no notaba que quien no se quería levantar por las mañanas, quien no podía dormir por las noches, quien parecía una pálida, irritada y triste versión de sí misma, era en realidad, la peor versión de su persona.
Y cuando lo notó, se sintió tan excesivamente repugnante, que se creyó desmerecedora del amor. Sencillamente alguien tan putrefacto, no puede ser amado, porque termina dañando a todo quien se le acerque. Y peor aún, todo aquél que le ame.
Sumida en ese ciclo de emociones contradictorias, y caos, finalmente tomo la cobarde decisión que toda su vida rondó en su cabeza, no miró más al pasado, y tampoco al futuro, cerró los ojos, y no volvió a respirar nunca más.
Es niña, no quería crecer, porque veía y entendía el comportamiento de los adultos, veía las noticias, veía lo que pasaba en las calle & su familia, y tenía miedo de convertirse en alguien así, se sentía agobiada por la responsabilidad única y exclusivamente propia que tendría para que el mundo fuera diferente.
Había días en que se iba a dormir muy optimista, llena de sueños, y segura de poder hacer, con sus pequeñas obras, un cambio. Pero el tiempo fue pasando, y ella creciendo; y ya no era tan solo una observadora, sino la protagonista de sus propias historias infelices. "No era fácil", para nada.
Le toco ser una más de esas personas que sueñan con muchos cambios para el mundo, y terminan perjudicados por esas cosas. Se volvió hipersensible ante la humanidad misma, lo bueno y malo; pero para no salir más dañada, tuvo que ponerse una fuerte coraza, y guardar todos esos sentimientos y emociones sólo para ella y su soledad.
Finalmente creció, llena de miedo, preguntas, y heridas. Llego a ser adulta. Y se volvió fría con los demás, se volvió dura, se volvió todo lo que ella no quería ser. Y mientras más pensaba en cómo ser mejor persona, no notaba que quien no se quería levantar por las mañanas, quien no podía dormir por las noches, quien parecía una pálida, irritada y triste versión de sí misma, era en realidad, la peor versión de su persona.
Y cuando lo notó, se sintió tan excesivamente repugnante, que se creyó desmerecedora del amor. Sencillamente alguien tan putrefacto, no puede ser amado, porque termina dañando a todo quien se le acerque. Y peor aún, todo aquél que le ame.
Sumida en ese ciclo de emociones contradictorias, y caos, finalmente tomo la cobarde decisión que toda su vida rondó en su cabeza, no miró más al pasado, y tampoco al futuro, cerró los ojos, y no volvió a respirar nunca más.