Hoy, mientras cruzaba la calle, deseé que me atropellarán, deseé morir.
Al segundo y medio de pensar eso, me arrepentí, no por el dolor, no por mi familia, si no, por mi, por ser tan cobarde.
Al minuto, me arrepentí de haberme arrepentido, y lo desee con aún más ganas, sin embargó noté, que seguía mirando si venía algún auto antes de cruzar.
Segundos después de pensar todo eso, le pedía a Dios que me perdonará, que creía en él, que por favor me ayudara... y se lo pedí con toda sinceridad.
Sin detenerme, me di cuenta que mi corazón agarrotado, tristemente cansado, seguía pidiendo al fondo de mi mente, como un eco, que la muerte se hiciera presente. Asustada recé, miré al cielo y dije: "Por favor ayúdame, sé que estás ahí" Las nubes se abrieron, y vi un inmenso cielo azul de ozono, que me hizo sentir más perdida y sola aún.
Cinco minutos después, pedí al cielo que me diera fuerza para seguir viviendo. Sí duele, es porque estoy viva aún, aunque no lo desee del todo.
Hoy, mientras entraba a mi casa, deseé que pudiese ser feliz, para hacer feliz a quienes amo.
Al segundo, me di cuenta de que esa era la única razón por la que seguía pegada a la Tierra, caminando.
Al minuto, comprendí que era lo único que valía la pena.
Al rato, que aún seguía sintiéndome vacía.
A las horas, que todo, absolutamente todo, seguía valiendo la pena como para morir. Pero desde el fondo, en mi corazón, un eco, continua deseando que todo acabe pronto... desde los más profundo, hay una parte que ya murió.
Al segundo y medio de pensar eso, me arrepentí, no por el dolor, no por mi familia, si no, por mi, por ser tan cobarde.
Al minuto, me arrepentí de haberme arrepentido, y lo desee con aún más ganas, sin embargó noté, que seguía mirando si venía algún auto antes de cruzar.
Segundos después de pensar todo eso, le pedía a Dios que me perdonará, que creía en él, que por favor me ayudara... y se lo pedí con toda sinceridad.
Sin detenerme, me di cuenta que mi corazón agarrotado, tristemente cansado, seguía pidiendo al fondo de mi mente, como un eco, que la muerte se hiciera presente. Asustada recé, miré al cielo y dije: "Por favor ayúdame, sé que estás ahí" Las nubes se abrieron, y vi un inmenso cielo azul de ozono, que me hizo sentir más perdida y sola aún.
Cinco minutos después, pedí al cielo que me diera fuerza para seguir viviendo. Sí duele, es porque estoy viva aún, aunque no lo desee del todo.
Hoy, mientras entraba a mi casa, deseé que pudiese ser feliz, para hacer feliz a quienes amo.
Al segundo, me di cuenta de que esa era la única razón por la que seguía pegada a la Tierra, caminando.
Al minuto, comprendí que era lo único que valía la pena.
Al rato, que aún seguía sintiéndome vacía.
A las horas, que todo, absolutamente todo, seguía valiendo la pena como para morir. Pero desde el fondo, en mi corazón, un eco, continua deseando que todo acabe pronto... desde los más profundo, hay una parte que ya murió.